Un paseo por el Pensamiento Económico: los atributos del emprendedor


Entre  los economistas es común considerar la figura del emprendedor como un asunto de las ciencias administrativas.  Sin ánimo de excusa, lo cierto es que esta imagen se diluyó en el pensamiento económico neoclásico; en aras del estudio del equilibrio del mercado su figura y  accionar fueron incluidos dentro de la función de la empresa o más propiamente dentro de rol del empresario capitalista.  Hoy en día, cuando los emprendedores parecen multiplicarse por las calles en especial de nuestras ciudades latinoamericanas, su estudio recobra nuevos bríos al grado de hacernos retroceder en el tiempo; simplemente a un paseo con grandes zancos por el pensamiento económico.

Es común entre quienes abordan el tema del emprendimiento señalar a Joseph Schumpeter (1883-1950) como el padre de la figura del emprendedor.  En su obra Theorie der Wirtschaftlichen Entwicklung (1912), el austriaco emigrado a Estados Unidos,  dota a este personaje de  atributos singulares suficientes para el logro de la destrucción creativa y por ende del “desenvolvimiento económico”. Es el emprendedor quien a través de su carácter innovador  aplicado a un producto, proceso o mercado, permite destruir el statu quo y alcanzar un nivel de equilibrio económico superior. Para el profesor de la Universidad de Harvard, el emprendedor– a diferencia del gerente- tiene un carácter suficiente para ir contra corriente, una libertad mental que es peculiar y rara por naturaleza, así como una voluntad para lograr distinción social y un ánimo de probarse superior a otros (Van Praag, 1999).

Ese carácter innovador no es nuevo en el pensamiento económico. Está presente en desarrollo teórico de Alfred Marshall (1842-1924). Para el profesor de Cambridge, la innovación se observa en el afán de reducir costos para la maximización de la ganancia. Para el padre de la economía diagramática moderna – como lo califica Lord J . Maynard Keynes- el emprendedor es el “undertaker” -que no es lo mismo que el sepulturero como se traduciría hoy en día-  ; aquel que lleva adelante una empresa con todo el riesgo que conlleva. Para Marshall, el emprendedor es una mezcla de genio empresarial y aptitud para sobrevivir en el mercado competitivo, atributos tan sutiles  como escasos que hacen del ser emprendedor una “casta” (Marshall, 1920:IV.XII.23).

La visión económica marshalliana tiene sus orígenes en la economía política de sus predecesores clásicos como – entre muchos otros - John Stuart Mill ( 1806-1873). Este filósofo liberal  de origen escocés, en su obra Principles of Political Economy ( 1848) describe al emprendedor como el hombre de negocios que reúne entre otros talentos las capacidades de dirección, control y superintendencia.  Pero si Mill popularizó el término francés “entrepreneur” en Inglaterra, sería el inglés Jeremias Bentham (1748-1832)  admirador de los pensadores franceses y estudioso tanto del arte como de la ciencia de la economía, quien daría esa característica peculiar que se observa en el emprendedor de nuestros días: una combinación entre trabajador y capitalista (Hébert y Link, 2010).

Es pues entre los pensadores franceses donde se encuentran las primeras referencias a la figura del emprendedor.  Los estudiosos del tema  coinciden en señalar a Richard Cantillon (1680-1743) y a su obra Essai  sur la Nature du Commerce en General (An essay on economic theory) (1755) como la identificación inicial de la figura del emprendedor. En su Essai  de 170 páginas, publicado de manera póstuma, Cantillon  menciona más de un centenar de  veces la figura del emprendedor como un arbitrageur, agente económico diferente a los terratenientes, capitalistas y asalariados. Para este  hábil banquero que hizo fortuna gracias a negocios comerciales en América, el atributo principal del ser emprendedor es la capacidad de lidiar con la incertidumbre; con ese desconocimiento de la suerte que tendrá su empresa en cuanto a su demanda y por tanto en cuanto a la retribución esperada por su esfuerzo (Rothbard, 2010).  

Es así que a grandes zancos fue posible retroceder casi 300 años en el pensamiento económico,  sin la culpa de no mencionar otras importantes aportaciones teóricas sobre la figura del emprendedor. Aun con el compromiso de volver a revisar el tema en próxima oportunidad, queda claro que el emprendedor es un  agente económico de atributos distintivos que son puestos en práctica dependiendo las circunstancias en que se desenvuelve. Talentos que pueden ser observados tanto en la vendedora de dulces de la calle 2 de Obrajes, como en aquel maestro de obras que llevaba adelante la construcción de catedrales en la edad media.

Autor: Verónica Querejazu
Nota: Las ideas y opiniones expresadas en este documento son las de los autores y no reflejan necesariamente la posición oficial de la Escuela de la Producción y de la Competitividad (ePC).
Referencias.

Hébert, Robert y Albert Link (2010): A History of Entrepreneurship. New York: Routledge Studies in the History of Economics. 

Marshall, Alfred (1920): Principles of Economics. Library of Economics and Liberty. http://www. econlib.org. Consultado abril 2018;

Rothbard, Murray (2010): “Richard Cantillon: the founding father of Modern Economics”. The Mises Daily Articles, Mises Institute. [Extracto de  An Austrian Perspective on the History of Economic Thought, vol. 1, Economic Thought Before Adam Smith (1995).https://www.mises.org. Consultado febrero de 2018

Van Praag, Mirjam (1999): Some classical views on entrepreneurship. De economist, 147(3): 311-336



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